Guía de lectura
[Esta guía es meramente una ayuda, no un
comentario exhaustivo de todos los poemas; no hay mucha información sobre los recursos literarios
ni sobre la métrica, que son aspectos que tendréis que repasar para el examen.]
El “Retrato” es una especie de
autobiografía en verso del poeta. Es el primer poema de “Campos de Castilla” y
funciona casi como una presentación. Hay referencias a los lugares donde ha
vivido (Sevilla, Castilla), a su vida amorosa, a su carácter, a su estilo
literario, etc. La última estrofa se puede leer en su tumba y fue bastante
profética, porque desde luego Machado murió “ligero de equipaje”.
En el poema “El limonero
lánguido…” el poeta está recordando una tarde de marzo de su infancia. Aparecen
en el poema símbolos que con frecuencia se asocian a la niñez del poeta, como
el patio, la fuente y el limonero. Podríamos decir que el tema es el recuerdo
nostálgico de la infancia y de su inocencia, pues en el episodio que recuerda
se advierte la inocencia del niño que fue (pensaba que había limones en el
fondo de la fuente y metía las manos en ella intentando alcanzarlos, pero lo
que pasaba en realidad era que se reflejaban en el agua). Aparte del
simbolismo, en el poema hay otros rasgos del Modernismo de Machado, como los
recursos literarios (“frutos de oro” es una metáfora que hace alusión a los
limones, por ejemplo) y el hecho de que sea un poema muy sensorial: aparte de
las imágenes visuales (“blanco muro”), hay otras que se refieren al tacto (“vagar
de túnica ligera”) y muchas que remiten al olfato (“aroma de ausencia”, “fragancias
vírgenes y muertas”, “el buen perfume de la hierbabuena y de la buena albahaca/que
tenía mi madre en sus macetas”), pues los olores son muy evocadores y en este
caso le hacen retrotraerse a su infancia. Esa tarde la recuerda como alegre,
mientras que en el presente se siente solo y casi ha perdido la ilusión.
En el poema “Las ascuas de un
crepúsculo morado” se describe una estampa muy típica del Romanticismo: hay una
fuente redonda, de mármol, con una estatua de Cupido en el centro, y un ciprés
al fondo. Además, está cayendo la tarde. Todos los elementos del poema
simbolizan decadencia, soledad y muerte: las ascuas (porque son los rescoldos
que quedan cuando ya se ha apagado el fuego, las cenizas), los colores (morado
y negro), los cipreses (típicos de los cementerios), el agua estanca (cuando
fluye suele ser vida, pero cuando está estanca, se la considera “muerta”), etc.
Además, el Cupido es de piedra y “sueña mudo”, por lo que también se sugiere
falta de amor, soledad. Todos estos sentimientos que se proyectan son muy
frecuentes en Soledades. El lenguaje
también es modernista: simbolista, descriptivo, colorista, sonoro (crepúsculo,
marmórea).
Este poema (“Era una tarde
destartalada y mustia”) se podría dividir claramente en las dos partes que
aparecen delimitadas por el asterisco. En la primera de ellas, el autor compara
la angustia que siente con una “tarde cenicienta y mustia” (aparece de nuevo la
tarde simbolizando decadencia, tristeza) y afirma que no conoce su causa pero
que recuerda que le acompaña desde niño. En la segunda parte, se dirige
directamente a esa angustia, a ese dolor, y lo asocia a la soledad que siente,
a que vaga perdido por el mundo sin tener certeza de si existe Dios (otro tema
típico de la generación del 98). Para expresar esa soledad el autor se compara
con varios elementos: un barco sin rumbo, un perro sin dueño, un niño perdido
en una noche de fiesta… En el último verso se resume la causa de su angustia y
de su dolor.
“El mañana efímero” es un
poema sobre España que también podría dividirse en dos partes. En la primera,
que es la más extensa, Machado hace una dura crítica de los españoles: destaca
su holgazanería (“bosteza”), su falta de cultura (“embiste”), sus permanentes
ganas de fiesta (“de charanga y pandereta”, “joven lechuzo y tarambana”), su gusto
por tradiciones que el poeta considera anticuadas y atrasadas, como la
tauromaquia (Frascuelo era un torero conocido en la época y el bolero es una
prenda que llevan los toreros), su falsa religiosidad (hay muchas referencias a
la religión: cerrado y sacristía, ora, sayón, María, sagradas tradiciones,
calvas venerables y católicas), su falsedad (tahúr), su afición a los vicios
(experta en el vicio al alcance de la mano)… En la segunda, que comienza con el
nexo adversativo “Mas” (equivalente a “Pero”), el poeta se muestra esperanzado
porque piensa que ese presente desalentador es pasajero y que una nueva España
está llegando: se trata de una nueva generación de jóvenes que se “vengarán” de
todo ese atraso y que sacarán el país adelante con su trabajo “(la maza”), su
creatividad (“el cincel”) y su inteligencia (“la idea”).
Este poema (“A orillas del
Duero”) es muy extenso. La parte que debéis leer la tenéis en una fotocopia que
os entregué antes del anterior examen, en la que el poeta contrasta el pasado
floreciente de la nación con su presente decadente. Por ello, el poema está
lleno de antítesis: miserable / dominadora, madre / madrastra, capitanes /
ganapanes. Hay que tener en cuenta que cuando habla de Castilla se está
refiriendo a España (Castilla como esencia o “médula” del país). Hay
referencias a lugares concretos de la geografía española, como es común en Campos de Castilla (habla del Duero, por
ejemplo), y una descripción del paisaje castellano muy típica de la generación
del 98, como también lo es el añorar la etapa de esplendor en que España era un
país de conquistadores y un gran imperio (con el que terminó definitivamente el
desastre del 98). El recurso literario que consiste en apelar a una realidad es
el apóstrofe (aquí invoca a Castilla: “¡Oh, tierra triste y noble, […] como tus
largos ríos, Castilla, hacia la mar!”). Los ríos son símbolo de vida, pero el
mar lo es de la muerte.
“Por tierras de España” es una
descripción muy crítica del prototipo de hombre campesino. Critica lo mal que
cuida la naturaleza que lo rodea (incendia pinares, tala robledos…) y también
describe su físico (pequeño, ágil, ojos pequeños, cejas pobladas) y su
carácter, del que se resaltan las cualidades negativas (es malo, vicioso y,
sobre todo, envidioso). La referencia al centauro y a Caín del final del poema
insiste en la envidia (según la Biblia, Caín mató a su propio hermano, Abel,
por celos). Es un tema frecuente en Campos
de Castilla el del pecado de la envidia. También aparecen nuevamente
descripciones de paisajes concretos (en este caso, se menciona Extremadura) en
las que se destacan siempre los elementos más austeros y ásperos. El léxico del
poema está cargado de connotaciones negativas, acordes con el pesimismo y la
crítica que contiene.
“Una noche de verano”. Su
métrica es como la de un romance. El estilo también es sencillo. Hay una clara
personificación de la muerte y se plasma cómo se llevó a Leonor, rompiendo así
la unión entre ambos.
En este poema (“Allá en las
tierras altas”) Machado sueña que está de nuevo en Soria paseando con Leonor.
Hay descripción del paisaje castellano, con referencias concretas (Soria,
Duero, Moncayo) evocado en sueños, y un diálogo imaginario con la amada muerta.
Lo escribió cuando ya vivía en Baeza (Jaén): lo sabemos porque al final hace
alusión a los olivares típicos de Andalucía y porque dice “la tierra mía” (y el
nació en Sevilla). Los dos últimos versos resumen en una especie de gradación
cómo se siente el poeta sin su amada.
En “Soñé que tú me llevabas”
el poeta nuevamente sueña con que está con Leonor paseando por Soria. Siente el
sueño como algo real, hasta le parece que la oye y que siente su mano. En los
dos últimos versos expresa la esperanza de que tal vez haya algo después de la
muerte y puedan reencontrarse algún día. Tanto la métrica como el estilo son
sencillos: hay anáforas, paralelismos, epítetos, comparaciones… pero ningún
recurso entorpece la comprensión del poema. La métrica es nuevamente la propia
de un romance.
El poema “A un olmo viejo” lo
escribió Machado cuando Leonor aún no había fallecido pero estaba ya gravemente
enferma. El poeta se fija en que con la llegada de la primavera a ese olmo
centenario que ya estaba medio podrido le ha salido una ramita verde. Es una
forma de expresar que sueña con que algo parecido le pase a su esposa, que la
primavera obre también un milagro con ella. Hay también descripción del paisaje
soriano donde se encuentra el olmo.
Este poema “A José María de
Palacio” tiene forma de carta dirigida a un amigo que Machado dejó en Soria. Le
escribe para preguntarle (son interrogaciones retóricas) si está llegando ya la
primavera a Soria y aprovecha así para hacer una descripción muy lírica de cómo
recuerda la llegada de esa estación. Al final del poema hay una súplica: le
pide que suba al Espino, que es donde está enterrada Leonor.