La semana pasada estudiamos las características de la narrativa
española durante la dictadura franquista. Aquí os dejo algunos fragmentos
representativos de la primera etapa, la narrativa existencial de los años 40.
En
el siguiente fragmento de La
familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, se manifiestan claramente
los rasgos del tremendismo,
corriente literaria que se basa en destacar los aspectos más desagradables y
sórdidos de la realidad. El narrador de esta novela, un campesino extremeño que
narra su vida desde la cárcel, nos relata aquí la corta y miserable existencia
de su hermano Mario. Son rasgos propios del tremendismo la recurrencia de las escenas violentas y la crudeza con que se
describen, la aparición de personajes con
defectos o taras, el lenguaje desgarrado y duro…
No os dejo más textos de esta obra porque la habéis leído completa.
La otra gran novela representativa de la narrativa existencial
es Nada, de Carmen Laforet. Ya leímos en clase el comienzo de la novela,
en el que se describía la emoción de Andrea en su llegada a Barcelona, una
emoción que pronto se convertiría en frustración, sobre todo por lo que se va a
encontrar en la casa de la calle Aribau donde viven su abuela y sus tíos. Una
casa llena de miseria, de odio y de violencia, que es una metáfora de la
sociedad española de posguerra.
Como ya hemos comentado en clase, las novelas de los años 40 no realizan una crítica social abierta, sino que centran su atención en los aspectos de la vida cotidiana de los protagonistas. Así, en Nada no hay muchas alusiones explícitas a la Guerra Civil, pero la novela muestra a través de sus personajes y del ambiente que describe los efectos desastrosos (desequilibrios psicológicos, economía arruinada, resentimiento, miedo, represión…) que el conflicto dejaría a la España de los años 40.
Como ya hemos comentado en clase, las novelas de los años 40 no realizan una crítica social abierta, sino que centran su atención en los aspectos de la vida cotidiana de los protagonistas. Así, en Nada no hay muchas alusiones explícitas a la Guerra Civil, pero la novela muestra a través de sus personajes y del ambiente que describe los efectos desastrosos (desequilibrios psicológicos, economía arruinada, resentimiento, miedo, represión…) que el conflicto dejaría a la España de los años 40.
Algunos de los temas que se critican en la novela son los
siguientes:
La miseria y el hambre
En la novela, el hambre, la necesidad económica y la pobreza son
hechos indiscutibles a los que Carmen Laforet alude en varias ocasiones,
particularmente en el personaje de Andrea, la protagonista. Para muestra baste
el siguiente pasaje de la narración:
Angustias examinando mis zapatos [los de Andrea], cuyo cuero
arrugado como una cara expresiva delataba su vejez, señaló las suelas rotas que
rezumaban humedad y dijo que yo había cogido un enfriamiento por llevar los
pies mojados.
ANGUSTIAS. Además, hija mía, cuando se es pobre y se tiene que
vivir a costa de la caridad de los parientes, es necesario cuidar más las
prendas personales. Tienes que andar menos y pisar con más cuidado…
El asunto del hambre se trata desde un punto de vista crítico,
por ejemplo cuando Andrea hace alusión a su hambre comparándose con los
mendigos:
Algunas noches,
hambrienta, compraba un cucurucho de almendras en el puesto de la esquina. Me
era imposible llegar a casa para comérmelas... Entonces me seguían siempre dos
o tres chicos descalzos.
-¡Una almendrita! ¡Mire
que tenemos hambre!
-¡No tenga mal corazón!
-(¡Ah! ¡Malditos!, pensaba
yo. Vosotros habéis comido en algún comedor de Auxilio Social. Vosotros no
tenéis el estómago vacío).
En esta comparación hay una fuerte crítica a las formas sociales
que la obligan a fingir algo que no es, nuevamente el espejo le devuelve una
imagen distinta.
La marginación de la mujer
Uno de los aspectos que indirectamente se critican en Nada es el papel de la mujer durante la
dictadura: el régimen promovía una imagen “ideal” de la mujer como pasiva, pura
y sumisa, destinada únicamente a ser esposa y madre, por lo que la mujer que
tenía deseos e ideas propias e independientes con respecto a sus funciones
maternas, estaba condenada a “no ser”, o, en el mejor de los casos, a ser
considerada una chica "rara" (como Andrea y también como la propia autora,
Carmen Laforet).
Andrea, la protagonista de la novela, tiene esta conversación
con su tía Angustias, que en la novela representa la represión, la censura y la
falta de opciones para la mujer:
- Cuando seas mayor
entenderás por qué una mujer no debe andar sola por el mundo.
- ¿Según tú, una mujer, si
no puede casarse, no tiene más remedio que entrar en el convento?
- No es esa mi idea (…)
Pero es verdad que sólo hay dos caminos para la mujer. Dos únicos caminos
honrosos. Yo he escogido el mío, y estoy orgullosa de ello. He procedido como
una hija de mi familia debía hacer. Como tu madre hubiera hecho en mi caso. Y
Dios sabrá entender mi sacrificio…”.
El otro camino (su tía ha decidido hacerse monja) es ese al que
hace referencia tiempo después su amigo Pons cuando mantiene con Andrea esta
conversación:
Aquel día fue uno de los primeros de mis vacaciones. Se habían
terminado los exámenes y me encontré con un curso de la carrera acabado. Pons
me preguntó:
- ¿Qué piensas hacer este
verano?
- Nada, no sé…
- ¿Y cuándo termines la
carrera?
- No sé tampoco. Daré
clases supongo (…)
- ¿No te gustaría más
casarte?
Yo no le contesté.
También se aborda el tema de los malos tratos a través de la
relación que su tío Juan mantiene con Gloria. Gloria vive en la casa de la
calle Aribau, bajo un constante miedo, y a la vez muestra una actitud pasiva,
que no le permite modificar su vida angustiosa y de sufrimiento, oprimida por
los arranques violentos de su esposo. Esto es evidente cuando Gloria se queja a
Andrea de la locura de Juan, aquel hombre atormentado que la golpea y del que
no puede huir, simplemente porque no vislumbra su vida de otro modo:
¿Y cómo se puede huir cuando el hombre tiene una navaja y unas
piernas para seguirte hasta el fin del mundo? ¡Ay, chica, tú no sabes lo que es
tener miedo!... […]. Y si siempre fuera malo, chica, yo le podría aborrecer y
sería mejor. Pero a veces me acaricia, me pide perdón y se pone a llorar como
un niño pequeño… Y yo, ¿qué voy a hacer? Me pongo también a llorar y me entran
los remordimientos…, porque todos tenemos nuestros remordimientos, hasta yo, no
creas.
La violencia
La relación de las personas en la casa Aribau es completamente
disfuncional. El caos y la violencia reinan en el ambiente; hay una constante
agresión verbal y física entre los hermanos: Juan v/s Román v/s Angustias y
entre Gloria y Juan, su marido, quien abusa física y emocionalmente de ella:
De pronto se abrió la puerta de una patada de Juan, y Gloria
salió despedida, medio desnuda y chillando. Juan la alcanzó y aunque ella
trataba de arañarle y morderle, la cogió debajo del brazo y la arrastró hacia
el cuarto de baño. (...) Juan metió a Gloria en la bañera y, sin quitarle las
ropas, soltó la ducha helada sobre ella. (...) De pronto soltó a Gloria
--cuando ella ya no se resistía-- (...) Yo estaba encogida en un rincón del obscuro pasillo.
Pero no sólo se presenta esta situación de violencia física sino
que también se dejan ver visos de una relación incestuosa que Román, el tío,
pretende con Andrea:
-Precisamente tenía muchas ganas de charlar esta tarde
contigo, pequeña. Tengo arriba un café bonísimo y quería invitarte a una taza.
Tengo también cigarrillos y unos bombones que compré ayer pensando en ti.
Ante el rechazo de Andrea, Román responde:
-No es verdad que tengas que estudiar Andrea, ¡Anda! -dijo,
acercándose rápidamente hacia mí y cogiéndome del brazo- ¡Vamos! Me sentí
rígida y suavemente empecé a despegar sus dedos de mi brazo y estábamos muy
cerca y no nos movíamos.
La mano de Román apretando el brazo metaforiza una relación
peligrosa: constituye una invasión sobre el cuerpo de Andrea, lo que está
indicando un claro deseo de posesión, de pertenencia, a la que Andrea se
resistirá hasta el final, situación que le permitirá salvarse de caer en la
vorágine de la familia y, por ende, de la sociedad, de la nación. Si queréis
saber cómo lo consigue, tenéis que leer la novela.
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