domingo, 26 de mayo de 2019

Poetas del 27


Pedro Salinas

Madrileño, es el mayor del grupo y es considerado el gran poeta del amor de la generación. En su primera etapa estuvo influido por el Futurismo y dedicó algunos de sus poemas a inventos de la vida moderna, como la máquina de escribir o la bombilla. Después, en su etapa de esplendor, publicó sus tres obras poéticas más conocidas, que constituyen una trilogía amorosa. La más conocida es La voz a ti debida. En ella el tema es el amor concebido como una fuerza que enriquece a los enamorados y que da sentido a la vida. Son poemas en versos blancos en los que es muy frecuente el juego de pronombres yo-tú: el poeta le pide a la amada que se despoje de todo lo accesorio y que sea ella misma, y al mismo tiempo afirma que él se siente realmente él cuando está con ella.

Fue profesor en diversas universidades (le dio clase a Cernuda) y tras la guerra se exilió a EEUU, donde murió.


Gerardo Diego

Santanderino. Es el único escritor cántabro del 27. Combinó a la perfección la tradición con la vanguardia. Dentro de su poesía tradicional destacan sus romances y sus sonetos (como “El ciprés de Silos”). De las vanguardias le influyeron sobre todo el Creacionismo y el Ultraísmo (fruto de esa influencia es, por ejemplo, la obra Manual de espumas). Fue el creador de las revistas “Carmen” y “Lola”, así como el autor de la famosa Antología que dio a conocer a los autores del grupo del 27 (en ese sentido destaca por su papel de impulsor dentro de la generación).

Tras la guerra permaneció en España porque, al contrario que la mayoría de los poetas del 27, apoyó al bando sublevado. Fue profesor universitario y miembro de la RAE; y recibió numerosos premios.



Federico García Lorca

Granadino, es el autor más universal del grupo y el que mejor supo fundir lo popular con lo culto, la tradición con la vanguardia. Son hechos biográficos relevantes su estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, su viaje a Nueva York, su dirección del grupo teatral "La Barraca"... En su poesía y en su teatro emplea los mismos símbolos (colores, luna, caballo, metales…) y aborda los mismos temas: la frustración y el destino trágico. Sus dos obras poéticas más importantes son el Romancero gitano (romances dedicados a esta raza marginada) y Poeta en Nueva York (poemas en verso libre en los que expresa a través de una estética surrealista el fuerte impacto que le produjo esta ciudad). Posteriormente publica los Sonetos del amor oscuro. También fue un célebre dramaturgo: la obra cumbre de su teatro es La casa de Bernarda Alba.

En toda su obra mostró preocupación por los más marginados o desfavorecidos de la sociedad (quizá siempre se sintió próximo a ellos por su condición de homosexual).

Murió asesinado poco después de estallar la Guerra Civil.



Luis Cernuda

Otro poeta andaluz, en este caso sevillano, que fue el más solitario e introvertido del grupo. De su vida destaca su labor docente, su exilio tras la guerra y, sobre todo, la marginación que sufrió por su homosexualidad, que en parte explica su desacuerdo permanente con el mundo y cierta vena protestante y rebelde (en política adoptó posiciones de izquierda). Publicó todos sus libros bajo un título común: La realidad y el deseo, dos palabras que condensan el conflicto central de su vida (el deseo imposible). La frustración, el amor, la soledad, y, tras el exilio, la nostalgia por la patria perdida son los temas más frecuentes de su poesía. Tiene un estilo muy personal: destaca por el versículo amplio, el lenguaje hablado y el tono conversacional. Estuvo exiliado en Gran Bretaña, Estados Unidos y México, donde murió.



Rafael Alberti

Gaditano, muchos de sus poemas están dedicados al mar de Cádiz, su paraíso perdido. Destaca dentro de la generación del 27 por la diversidad de temas y estilos que cultivó. De su vida destaca su faceta como pintor, que compaginó con la de poeta, sus crisis de fe, su afiliación al Partido Comunista, su matrimonio con la también escritora María Teresa, su exilio tras la guerra (vivió en Francia, Argentina, Italia…), etc.

De su extensa obra poética destacan los poemas neopopulares de Marinero en tierra, los surrealistas de Sobre los ángeles, los nostálgicos de Retornos de lo vivo lejano... Ejemplo de sus jugueteos con las vanguardias es el poema que dedicó a Platko, portero húngaro del FCB. Posteriormente, escribió poesía comprometida, política y social, mostrándose siempre a favor del bando republicano (El poeta en la calle), y expresando también la nostalgia por su patria.

Fue el último poeta de la generación del 27 en morir (falleció en diciembre de 1999).



Las sinsombrero

Bajo esta etiqueta se engloba a un grupo de mujeres artistas (pintoras, escultoras, escritoras, filósofas…) que compartieron generación con los autores del 27 pero que han sido injustamente olvidadas y silenciadas por la crítica por su condición de mujeres.

Deben su nombre al gesto de quitarse el sombrero que protagonizaron dos de ellas, Maruja Mallo y Margarita Manso, junto a Salvador Dalí y a García Lorca en la Plaza del Sol. Fue un acto de protesta simbólico por el cual recibieron insultos y pedradas.

Dentro de las escritoras destacan Rosa Chacel, Concha Méndez, María Teresa León, Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcí.





Miguel Hernández

Aunque cronológicamente perteneció a la Generación del 36, Dámaso Alonso lo consideró un “genial epígono” del grupo del 27.

Alicantino, fue prácticamente autodidacta ya que en lugar de ir a la universidad fue pastor de cabras hasta que viajó a Madrid a probar suerte como escritor (en su origen humilde y en su formación autodidacta se distingue mucho del resto de autores del 27).

Tras combatir en la guerra a favor de la causa republicana, fue encarcelado y murió en prisión a los 32 años.

Los temas de sus obras son variados (naturaleza, amor como sufrimiento, religión, poesía social, guerra…) y sus versos destacan por su autenticidad, su originalidad y por la emoción que transmiten.

Destacan los sonetos amorosos de El rayo que no cesa (obra en la que está incluida también la célebre “Elegía a Ramón Sijé”) y otras composiciones como las emotivas “Nanas de la cebolla” o la poesía comprometida de Vientos del pueblo o de El hombre acecha.

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