martes, 29 de noviembre de 2016

Comentario de un fragmento de "La Regenta"

El texto propuesto para comentar (página 81 de vuestro libro de texto) pertenece al género narrativo y al subgénero de la novela, y está escrito en prosa. Se trata de un fragmento de La Regenta, la novela más importante de Leopoldo Alas, Clarín. Podría decirse que es representativa del Naturalismo español, ya que se publicó a finales del siglo XIX (en 1885) y expone la falta de libertad de los personajes para elegir su destino. Otras características de la novela realista-naturalista que podemos ver en este fragmento son la presencia de un narrador omnisciente (que conoce a la perfección los sentimientos y pensamientos de la protagonista), un personaje central femenino, un espacio que se corresponde con un lugar concreto y reconocible (Vetusta es, en realidad, Oviedo) y un tiempo contemporáneo al autor y a sus lectores (siglo XIX). Además, hay en La Regenta un afán de denuncia: la protagonista se ve obligada a casarse con un hombre del que no está enamorada. Presenta además esta obra características que serán relevantes para la novela del siglo XX, como el uso del monólogo interior, del que hablaremos más adelante por estar muy presente en este fragmento.
El tema de este texto es la angustia de Ana Ozores al ser consciente de que pasa el tiempo y de que está abocada a la soledad, a un matrimonio sin amor y sin hijos. Siente que se hace mayor y que no hay esperanza para ella. Los matrimonios de conveniencia eran frecuentes en la sociedad de la época y son un tema que la literatura ha denunciado con frecuencia (ya lo hizo Moratín en el siglo anterior en "El sí de las niñas", por ejemplo). 
Estatua de "La Regenta", en la plaza de la Catedral de Oviedo.

Con respecto a la actitud del autor, es claramente subjetiva, pues ha elegido la figura de un narrador omnisciente que reproduce los pensamientos y sentimientos de la protagonista para conseguir que los lectores nos identifiquemos con ella y comprendamos mejor su situación. De alguna manera, estos sentimientos de Ana (angustia, soledad, miedo al qué dirán, ira, ausencia de amor y de hijos…) están causados por el matrimonio que se vio obligada a contraer y van a justificar el comportamiento de la protagonista a lo largo de la obra. También se podría hablar de una actitud crítica o de denuncia porque Clarín está poniendo sobre la mesa los problemas ocasionados por los matrimonios de conveniencia de la época (aparte de muchos otros aspectos de la sociedad de la época, como la hipocresía y la murmuración, el poder del clero, la injusticia social, etc.).

Externamente, el fragmento consta de 28 líneas distribuidas en seis párrafos no demasiado extensos. En cuanto a su estructura interna, resulta complicado dividir el texto en partes porque se trata de un monólogo interior de la protagonista, es decir, se reproducen los pensamientos que se suceden por la cabeza de Ana Ozores mientras contempla el cielo, en el que cree ver representado su triste destino. Esos pensamientos se recogen en estilo indirecto libre: significa eso que, aunque están en tercera persona, se introducen las palabras que pasan por su cabeza directamente, sin verbo introductorio (“El amor es lo único que vale la pena de vivir”, había ella oído y leído muchas veces. Pero ¿qué amor?, ¿dónde estaba ese amor? Ella no lo conocía).
Aunque el lenguaje de las novelas realistas suele ser sencillo y natural, Clarín en esta novela emplea un lenguaje muy cuidado en el que abundan los recursos literarios. En este fragmento, por ejemplo, encontramos personificaciones (“La luna la miraba a ella con un ojos solo, los eucaliptus se acercaban unos a otros cuchicheando…”), metáforas (“veintisiete años de mujer eran la puerta de la vejez”; “La luna era ella, y la nube la vejez…”) y comparaciones (“y la juventud huía, como aquellas nubecillas de plata rizada…”, “Detrás de los vellones de plata, que como bandadas de aves…”). Los recursos están al servicio de la expresión: mientras contempla el cielo, Ana se siente identificada con la luna y la nube que se aproxima a ella es la vejez que la acecha. Además, le parece que los árboles murmuran acerca de ella porque está preocupada por las habladurías de la gente.

Podemos cerrar el comentario haciendo una valoración personal sobre el fragmento. Por una parte, destaca la habilidad de Clarín para penetrar en la mente de una mujer que se siente desdichada por haber renunciado al amor de verdad y a la maternidad, una mujer que ve como su juventud se marchita sin remedio. Además, consigue expresar los sentimientos de Ana Ozores empleando un lenguaje muy sugerente, plagado de metáforas y de comparaciones que nos hacen entender mejor cómo se siente la protagonista. En cuanto al contenido expresado, entiendo que una mujer de 27 años que está casada con un hombre que prefiere “un buen macho de perdiz a todas las caricias conyugales” y que además no va a poder darle hijos, se sienta desdichada y se rebele contra el futuro que se le avecina. Por eso, me parece comprensible que en la novela se deje seducir por don Álvaro Mesía y que termine engañando a su marido, al que en realidad solo quería como a un padre (¡Oh, y lo que es como un padre se había hecho querer, eso sí!). 

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